Marco Antonio Ferriz Z.
La ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel fue una de las senadoras priistas que votó a favor de que Miguel Ángel Osorio Chong fuera destituido como coordinador parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Senado de la República. Con ello, pone sus canicas a favor de Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, para que siga dirigiendo a ese instituto político hasta pasadas la elección presidencial de 2024, pese a que el Instituto Nacional Electoral (INE) ya resolvió que debía dejarla en agosto de este año.
El INE no es la última instancia de decisión, pues ésta tendrá que darla el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Sin embargo, es un hecho que Alejandro Moreno Cárdenas ha sido evidenciado no sólo como tramposo por la reforma que impulsó a los estatutos del tricolor para seguir en la dirigencia priista, sino también por corrupto y corruptor en su paso por la gubernatura de Campeche.
A ese tipo de político es al que se ha aliado Beatriz Paredes Rangel. Es posible que intuya, desde ahora, un fallo jurisdiccional a favor de Alejandro Moreno, el problema para ella es que ya estará asociada a una figura tan deleznable como la del campechano. Y si la ex gobernadora pretende participar en un proceso interno para buscar la candidatura a la presidencia de la República, de una alianza opositora conformada por PRI, PAN y PRD, sus bonos los ha reducido ella misma de manera sustancial.
También es posible el escenario de una eventual salida de Alejandro Moreno de la dirigencia nacional del PRI, pero con la altísima probabilidad de que ese grupo político que hoy domina dentro de ese partido, sigan dominando después del 18 de agosto. En esa circunstancia, suena creíble que Paredes Rangel no haya dado su respaldo a Osorio Chong, con el compromiso de la reelección en el Senado.
La decisión de Beatriz Paredes, sin embargo, no se limitaría al interés por conservar su asiento legislativo, sino también a las influencias que tiene dentro de grupos políticos importantes del PRI en Tlaxcala, entre los que se encuentra la propia dirigencia estatal.
Ahora mismo Anabell Ávalos Zempoalteca se ubica como una paredista -aunque sea sólo por interés- a pesar de la traición que recibió en el proceso electoral de 2021 cuando fue candidata a la gubernatura. En aquella elección la estructura de la senadora se volcó a las urnas en apoyo de la abanderada morenista Lorena Cuéllar Cisneros, y por ello mismo ahora tiene varias posiciones dentro del gabinete estatal.
Además, debe recordarse que Beatriz Paredes tenía alta influencia en el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez, a través del secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, hoy notario público después de una negociación entre el ex gobernador y la entonces gobernadora electa, hoy titular del Poder Ejecutivo.
Puede ser que a Beatriz Paredes Rangel se le perciba más poder de lo que en realidad tiene, sin embargo, su influencia no es menor en el priismo tlaxcalteca.
Teniendo semejante influencia, y con un pacto realizado con el grupo político de Alejandro Moreno, que ya domina los grupos parlamentarios del tricolor en la Cámara de Diputados y de Senadores, se le percibirá con más poder todavía. Ya se verá si eso le alcanza para colocar candidata o candidato en la primera fórmula al Senado en 2024.
