Con dedicatoria

Lunes 3 de agosto de 2020

Estas líneas las ofrezco a quienes admiro, a quienes en estos meses tan insólitos me han dejado lecciones que llenan el alma, levantan el espíritu y motivan a hacer frente con dignidad a la adversidad.

Me refiero a quienes voluntariamente asumieron las responsabilidad de cuidarse y cuidar de los suyos para evitar el contagio de Covid-19, utilizando todos los artículos conocidos en el cuerpo, en la casa, en sus negocios u oficinas, en el auto, en todo su entorno a fin de protegerse y hacerlo con los demás; a quienes pudieron quedarse en casa siguiendo lo consejos de quienes si se mantienen informados y empáticos con la sociedad.

También reconozco a quienes a pesar de quererlo, no pudieron guardar ninguna cuarentena por la necesidad de llevar alimento a sus familias.  Mi homenaje «al señor de los jugos», quien a su avanzada edad, con miedo, frío y esperanza, todos los días con todo y sus malestares físicos sale de casa cuando apenas comienza el día, para preparar en su pequeño estanquillo, jugo verde, de naranja y mandarina. Todos los días con su amable sonrisa, esperando venderlos pronto para seguir seguramente con otros deberes.

Agradezco a quienes con el ejemplo me han enseñado que sí se puede, que la flojera dura sólo unos minutos, sacrificar una cama o unos brazos calientes, para levantarse temprano y decidir hacer un poco de ejercicio. El beneficio en la salud, sobre todo en este tiempo, respirar y sentirse bien, tarda mucho más que minutos. Gracias a ustedes cuatro que han sido el estímulo para lograrlo.

Mi admiración y aplauso para quienes al dar positivo al virus, han hecho frente a la enfermedad, con ánimo y disciplina. Especialmente mi cariño a mis dos muy cercanas y queridas amigas que en estos tiempos han vivido de todo, incertidumbre, preocupación y angustia, sin poder ver o abrazar a su familia; pero con valentía han logrado salir del mal.

Mi respeto a quienes han vivido trágicos desenlaces y enfrentado la pérdida de algún ser querido. Fortaleza de admirar y recordar en los tiempos aciagos.

La pandemia aún no termina, y por ello, aún no termina nuestra oportunidad de detenernos a ver  y valorar lo afortunados que somos. Lo que tenemos delante nuestro.

Gracias por leerme. Hasta la próxima si no pasa otra cosa.

América Montoya

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