Mujeres-gobierno, relación quebrada

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz Z.

Opiniones favorables y otras más desfavorables arrojó la marcha de este miércoles 8 de marzo en Tlaxcala, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Los actos vandálicos, quiérase o no, fueron los que acapararon la atención mediática en la manifestación realizada en el zócalo de la ciudad, frente a Palacio de Gobierno.

Sin embargo, viéndolo de manera objetiva, no sucedió nada más allá de lo que se vivió, por ejemplo, en la Ciudad de México. Allá también se colocaron vallas y, en un momento determinado, un grupo de mujeres encapuchadas comenzó a patearlas y a querer derribarlas. Actos como esos llaman la atención porque suceden pocas veces.

La última vez que sucedió un hecho similar en el zócalo de la ciudad de Tlaxcala fue, precisamente, el 8 de marzo de 2022, sólo que en aquella ocasión sí hubo un encuentro violento entre personas manifestantes, la mayoría mujeres, y elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

Otras manifestaciones realizadas en la periferia de la ciudad han tenido resultados lamentables, como sucedió con la alumna Beatriz N., estudiante de la Escuela Rural de Panotla y de apenas 21 años de edad.

En los pocos casos sucedidos en Tlaxcala, ha sido claro que los cuerpos de seguridad han sido rebasados. No sucedió así con la manifestación de este miércoles 8 de marzo. El gobierno estatal ideó una estrategia para evitar no sólo la destrucción de edificios públicos, sino también enfrentamientos entre manifestantes y policías. Resultó porque el espacio se circunscribía a una manifestación frente a Palacio de Gobierno, sin embargo, es posible que no suceda lo mismo en campo abierto.

Lo cierto es que a raíz de ese tipo de enfrentamientos, las peticiones, solicitudes y exigencias han pasado a segundo término. Y es posible que hayan sido resueltas, pero con graves consecuencias, como el de la normalista.

En un país donde las posiciones se polarizan, incluso con la avenencia de quien gobierna un país, como sucede en el caso de México, donde desde el púlpito mañanero se denigra, se ofende y se descalifica a opositores, es muy probable que las cosas no salgan bien. Por eso es que se necesitan instituciones fuertes encabezadas por personas que fomenten el diálogo abierto y permanente, del que surjan soluciones sensatas. Eso es lo que no ha habido.

Hace aproximadamente un mes, el gobierno estatal y otras instituciones públicas que incluyen órganos autónomos, iniciaron una serie de actividades en diversos municipios con la estrategia de ir destensando una relación que ha venido a menos en los últimos meses. Sin embargo, pareciera que esas acciones han caído en una especie de diálogo de sordos porque la menos presente ha sido la mujer.

Es cierto, este gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros ha cometido errores en su relación con una parte, nada despreciable, de activistas y organizaciones sociales feministas. Sus intentos por enmendarlos han sido insuficientes, pero no por eso debe dejar de hacerlos. Más bien debe profundizarlos y la única forma de hacerlo es mediante políticas públicas que hasta ahora no se ven, o al menos no se han materializado.

Si el gobierno lorenista sigue por el mismo camino, es un hecho que no recompondrá esa relación, pero lo más grave es que puede empeorarla. Y entonces pudiéramos acostumbrarnos a sucesos como los de este miércoles, en lugar de ver a actoras dialogando para llegar a la mejor solución posible a sus demandas. Es hora de recomponer el camino y no seguir con esta relación quebrada.

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