No hay que temer a la muerte, pero al IMSS e ISSSTE …

Miércoles 22 de diciembre de 2021

Que triste realidad para los mexicanos, los «servicios» que ofrecen las mediocres instituciones de salud en nuestro país, dejan más enfermos a quienes lo están y menos saludables a quienes no padecían mal.

Vergüenza debería dar al personal da igual hombres o mujeres que sin sensibilidad hacen pasar un verdadero viacrucis a personas con alguna discapacidad, ancianos o con limitados recursos económicos para ir a venir por citas a las que los médicos simplemente no llegan.

Sin consideración alguna les hacen dar vueltas, subir y bajar por expedientes, recetas, y hacer filas esperando que los atiendan cuando menos en la fecha y horario que los propios médicos le dieron.

Ya no digamos que sean tratados con amabilidad, o proporcionar información con paciencia y de una sonrisa ni hablar; pobres, viven tan amargados que se les olvidó por completo cualquier rasgo de decencia, cualquier valor humanitario. Y después del peregrinar en esas condiciones, ya también parece una constante, no hay medicamento; entonces hay que repetir la dosis de llegar a esos lugares, encontrarse personas poco amables, subir y bajar para intentar conseguir la medicina. Pueden pasar meses, literalmente hasta la fecha de una nueva consulta, sin lograr ese cometido.

Y por si eso fuera poco, exponer a todos los derechohabientes a contagios de todo tipo de enfermedad, hospitales que nuevos o viejos son por característica general los lugares más mugrosos y deprimentes. Dudo que a alguien no le de asco o un poco de náusea entrar a sus clínicas. La verdad que tortura necesitar hospitalizaciones, consultas, procedimientos o estudios diversos.

Por eso no es de extrañar que los mismos que se dicen «salvadores de vidas» proponen a sus pacientes, atenderlos en sus consultorios particulares porque dicho en sus propias palabras «aquí el servicio es muy chafa». En sus consultorios privados cobran, llegan puntuales, sonríen. Hágame el favor.

Pobres de los mexicanos que «gozan» de esa prestación, no les queda de otra que hacer entripados cada vez que necesitan una consulta.

Quien cree que es muy mala la suerte no ser derechohabiente de ninguna de esas instrucciones, debe pensarlo dos veces. Tal vez no hay mucha diferencia entre eso a no tener nada.

No creo sinceramente que los daneses tengan este nivel de servicio. Bueno, porque el presidente prometió en un diciembre como éste, que México tendría un sistema de salud pública igual que el de Dinamarca. No pues si, ahí la llevamos.

Gracias por leerme en este espacio. Hasta la próxima si no pasa otra cosa.

América Montoya

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