Y comienza un nuevo espectáculo

Adriana Dávila Fernández

Es curiosa la forma en la que los gobiernos de Morena enfrentan los graves problemas del país; todo gira alrededor de promesas realizadas durante muchos años que hasta el momento, ya desde la Presidencia de la República, son incumplidas. A ello debemos agregar una serie de carencias y deficiencias que, es paradójico, no existían cuando se decía que estábamos peor, baste como ejemplo la falta de tratamiento para las niñas y niños con cáncer que, por lo menos en Nuevo León, han cobrado la vida de 3 infantes que no sobrevivieron, porque les faltó el medicamento que era responsabilidad del IMSS proporcionar. Ellos no sacaron, ni por «rifa», los químicos oncológicos necesarios para evitar el avance de la enfermedad; fueron víctimas de la ineficiencia y burocracia administrativa.

La fallida estrategia de gobierno consiste en revolver el presente con el pasado, como receta para enfrentar los problemas actuales; así de pequeña es su visión de futuro. Pero eso sí, propicia la división social con un discurso que descalifica a quienes están en contra de los postulados pregonados desde Palacio Nacional, que acompaña de falacias (verdades a medias) para polarizar cualquier situación. Adicionalmente, imparte culpas al pasado conservador y neoliberal y, luego «monta el espectáculo» para entretener a la opinión pública y que hable de un capítulo más de la tragicomedia de cómo gobiernan los morenistas, en nombre «del pueblo«, y no de lo que es importante para las y los mexicanos en su día a día, como el alimento, techo, vestido, trabajo, salud, seguridad, transporte, educación, y un largo etcétera.

Sin atención ni respuestas, nada mejor que los espectáculos para «justificar» la ineficacia morenista en la reiterada culpa a otros, por los errores, omisiones o ineptitudes propias.

Así se construyó la narrativa del avión presidencial que «no tenía ni Obama«. Para los que creemos en la libertad y en el ejercicio de derechos, sabemos que este es el emblema de la mentira y el engaño de esta administración. Lo que no se repite es que durante un año pagó pensión y mantenimiento en dólares americanos, por tenerlo guardado en California, gasto innecesario que bien pudo utilizarse para el abastecimiento de tratamientos contra el cáncer.

Tampoco escuchamos que se dijera que el avión no se podía vender porque aún no se ha liquidado el crédito con el que se compró. Pero lo que sí se hizo fue prometer que se «rifaría», sin decir que el avión no iba incluido, y que la venta de los boletos sería para comprar medicamentos y equipo médico; le apostaron al fervor popular y olvidaron que estamos en medio de crisis sanitaria y económica

Con meses de anticipación y todos los mecanismos posibles de difusión, incluido el reciclaje presidencial para que «juntos hicieran historia«, sólo lograron vender el 70% de los boletos. Es más, el gobierno morenista no le salió la rifa y acabó por comprar lo que no se vendió y repartió cachitos en su maltrecho Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, INSABI. La verdad es que quién «sabi» por qué no se inyectaron directamente los recursos económicos al sector salud. Resulta un misterio que solo se explica en la necesidad de un montaje mediático, como todos los que se inventa este gobierno.

Ahora que se terminó con esa penosa farsa, los esfuerzos de simulación están enfocados en  realizar una consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes por el desempeño en sus administraciones. Lo que no se dice es que para llevar a cabo un procedimiento como éste, no es necesaria ninguna consulta, dado que los ex mandatarios no tienen fuero. Si existen los elementos necesarios para abrir una carpeta de investigación, ¿para qué tanta faramalla? Sencillo, es la forma de desviar la atención ante la ineptitud presidencial. Lo importante es simular que se cumple, aunque comience un nuevo espectáculo.

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