Marco Antonio Ferriz Z.
El presidente Andrés Manuel López Obrador y el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) han utilizado el caso del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, para intentar llamar a cuentas al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. Esa utilización política del caso es reflejo de su propio fracaso.
Desde los resultados electorales de 2006, cuando el panista ganó la elección presidencial, ha sido blanco de ataque por parte del tabasqueño y de sus seguidores. Ahora con más razón que en los Estados Unidos un jurado declaró culpable a García Luna por 5 delitos, entre ellos los narcotráfico y delincuencia organizada.
López Obrador pidió el miércoles que García Luna se declarara como testigo protegido y rindiera declaraciones sobre su gestión como titular de la Agencia Federal de Investigación y de la Secretaría de Seguridad Pública, con el claro objetivo de que declare en contra de los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón.
Nadie defiende a esos dos expresidentes, quienes desde hace años ya no se encuentran dentro de las filas panistas a las que pertenecieron cuando llegaron a la Presidencia de la República. Muchas cosas fuera de la legalidad habrán hecho para que se les enjuicie, el problema es que quienes así lo exigen han tenido todo el poder para presentar acusaciones en contra de ellos y no lo han hecho.
Incluso, aún a pesar de que contó con la complicidad de una mayoría de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que el actual presidente realizara su consulta para pedir cuentas a los expresidentes, incluido Enrique Peña Nieto, López Obrador no ha movido un solo dedo. Sus acusaciones sólo han sido verbales y utilizando el poderoso atril de las mañaneras, donde bombardea todo lo que siente crítica.
Lo anterior demuestra el cinismo con el que se conducen el presidente de la República y su partido. Ambos tratan de sacar la mayor raja política para ganar simpatías electorales, de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Tal comportamiento no evidencia sino el interés porque otras instancias hagan su trabajo. Y eso ha sucedido ahora en los Estados Unidos con el caso de Genaro García Luna.
En ese interés, tanto el presidente de la República como su partido pierden de vista la posibilidad de que el gobierno lópezobradorista también sea enjuiciado en el futuro, en los mismos Estados Unidos, con todas las consecuencias electorales que ello implique para Morena.
Son varias las voces y los analistas que señalan un claro apoyo de grupos del narcotráfico a Morena en elecciones estatales. Y a eso se le suma el comportamiento de López Obrador con respecto a la madre y al hermano de El Chapo Guzmán.
Lo que hoy festinan, mañana pueden llorarlo. Así ha sucedido en sexenios anteriores con presidentes que en su momento creyeron que el poder era eterno. No, nada lo es, pero pareciera que eso no les importa a quienes ahora viven en pleno jolgorio. Ya veremos qué sucede cuando termine este sexenio.