El mal ejemplo

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz Z.

Pese a sus declaraciones a la prensa, de que las comparecencias de funcionarias y funcionarios en el Congreso del Estado representan una oportunidad de aclarar dudas del trabajo de gobierno, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros debe estar arrepentida de que la bancada del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con autorización suya, haya aceptado llevar a cabo la glosa del primer informe de esta administración estatal.

“A mí me parece que es un ejercicio muy productivo porque de esta manera podemos dar a conocer lo que se ha hecho”, dijo apenas este miércoles la mandataria estatal.

Pareciera que la titular del Ejecutivo no está bien informada de cómo les ha ido a sus integrantes del gabinete en las comparecencias. Lo cierto es que no ha habido buenos resultados de este ejercicio por lo mal que les ha ido.

Quienes han comparecido, en lugar de responder a las legisladoras y a los legisladores las preguntas realizadas, se han llevado tarea a sus oficinas para responderlas. Sin embargo, todo mundo sabe que no lo harán porque esa tarea estará encomendada a personas de segundo y tercer nivel de aquellas dependencias encabezadas por las jefas y jefes que no pudieron responder los cuestionamientos realizados en el Congreso del Estado.

Pero considerando la reciente declaración de la mandataria estatal, hay dudas aclaradas, sin duda. La incompetencia de funcionarias y funcionarios es una de ellas. La inmersión de conflictos de intereses es otra.

El problema, sin embargo, no es de las personas comparecientes, sino de la propia gobernadora. Lo es porque ella fue, como titular del Ejecutivo, quien les invitó al gabinete.

Por más que la mandataria estatal ponga su mejor empeño para que su administración tenga una calificación sobresaliente, lo cierto es que la mayoría de quienes integran su gabinete no están en la misma sintonía. Y eso se nota.

Pero hay más. Lo que el miércoles sucedió en el Congreso local, con la comparecencia de la secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, en el sentido de desnudar sus conflictos de intereses, es copia fiel de lo que Lorena Cuéllar puso como ejemplo cuando, poco antes de asumir la gubernatura, un familiar suyo fue designado notario público, en un claro contubernio con el ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.

Ese hecho, del cual la gobernadora nunca se desmarcó con claridad y firmeza, se convirtió en una referencia negativa que ha venido a repetirse no solamente con la titular de la Secretaría de Turismo, sino con funcionarios de segundo nivel en la Secretaría de Movilidad y Transporte, particularmente con la contratación de autobuses el magisterio. Hasta que sobrevino el fatal accidente donde un docente perdió la vida.

Compromisos políticos y pago de facturas políticas de esta índole han ido descubriéndose al paso de los meses. Tal vez por ello el incremento al pasaje haya sido, a todas luces, beneficioso para los transportistas, aún reconociendo que ya era momento de un aumento a la parada mínima. Porque, además, debe recordarse que en el proceso electoral de 2001 estos transportistas apoyaron la campaña de Lorena Cuéllar Cisneros a la gubernatura, lo que bien puede ser interpretado ahora como un “amor con amor se paga”, como diría el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En fin, que de ese tipo de ejemplos parecen tomar quienes integran el gabinete. Y eso, por supuesto, es una pésima señal de gobierno.

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