Por: Adriana Dávila Fernández
Como parte del seguimiento periodístico a los programas estelares de la actual administración, Grupo Reforma se dio a la tarea de investigar la situación de «Sembrando Vida» porque, en estos momentos de crisis sanitaria, es evidente el error que cometió el gobierno de Morena al asignar cuantiosos recursos económicos a la compra y siembra de arbolitos, en vez de destinar el dinero a la compra de vacunas y/o al equipo médico que garantice protección al personal que atiende a la población afectada por el virus.
A la luz de los datos disponibles, es preocupante que existan anomalías en el uso y destino del gasto: irregularidades en el ejercicio de 402.2 millones de pesos, además de la falta de sustento documental en pagos realizados, tarjetas bancarias que no se entregaron, gastos que exceden el número de beneficiarios y las recurrentes inconsistencias en el padrón de personas beneficiadas, así como en las actividades realizadas de forma conjunta con la Secretaría de la Defensa Nacional. En suma, se encontró desviación de fondos para la siembra de corruptelas. Es decir, un programa al que le asignó una buena tajada presupuestal carece de mecanismos de seguimiento, control y transparencia para verificar que se cumpla con los propósitos establecidos.
Las inconsistencias fueron detectadas por el Órgano Interno de Control de la propia Secretaría del Bienestar durante la gestión del entonces responsable de este programa, Javier May Rodríguez, premiado desde septiembre del año pasado con la titularidad de esta dependencia. No es nuevo que en Palacio Nacional se gratifique la «lealtad ciega», mientras cumplan con los fines clientelares.
Desde el ámbito de la sociedad civil, resulta lastimoso y todo un despropósito saber que para el gobierno federal es más importante destinar dinero público a sembrar árboles que procurar la salud pública con calidad y eficiencia; prefiere esta forma de «sembrar vida», aunque con la inacción frente al coronavirus se esté privando de la vida a miles de habitantes.
En números gruesos, se aprobó para este programa un presupuesto de alrededor de 29 mil millones de pesos que benefician a 416 mil personas, en cambio para la adquisición de las vacunas se destinaron 32 mil millones de pesos, como anticipo para el proceso de vacunación universal y gratuita, sin la certeza de obtener las más de 128 millones de dosis requeridas solo para una primera aplicación (en la mayoría de los casos, será necesario vacunarse dos veces para tener óptimos resultados).
Por desgracia, no es el primer caso -ni será el último- que se detecta y se hace público que en este sexenio se trabaja por y para fines políticos… para obtener votos. Ahí están algunas denuncias que en su momento se conocieron sobre las desviaciones del programa «Jóvenes construyendo el futuro».
Estos ejemplos y otros más relacionados con permitir la corrupción en su selecto grupo (qué decir del reciente levantamiento del castigo a la empresa del hijo de Bartlett) son simples muestras de la incongruencia de Morena entre decir que las escaleras deben barrerse y hacerlo, pues muchos de sus actos no han hecho más que acumular y sembrar todo tipo de corruptelas.
Es notoria la incansable búsqueda de recursos en cualquier parte y como sea, para que el patriarca reparta de forma selectiva y esté contento con los subalternos que sólo obedecen sus órdenes.
Ahí va de nueva cuenta a intentar hacerse de más recursos públicos para mantener las clientelas electorales, pues pretende terminar con los órganos constitucionales autónomos o aplicar nuevas medidas de austeridad a la deteriorada capacidad de operación de las instituciones gubernamentales. Es lamentable que la visión de futuro de un gobierno se centre en desmantelar instituciones.