TET, nueva presidencia

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz z.

El lunes de la próxima semana, el Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET) deberá definir a su próximo presidente. O presidenta, lo cual es muy probable que suceda.

Hace seis años, cuando por vez primera el Senado de la República definió las tres magistraturas, se inclinó porque fueran hombres quienes integraran el Pleno. Con ello, Hugo Morales Alanís, Luis Manuel Muñoz Cuauhtle y José Lumbreras García fueron nombrados magistrados electorales por un periodo de tres, cinco y siete años, respectivamente.

Hace tres años el Senado eligió a Miguel Nava Xochitiotzi como magistrado, en sustitución de Morales Alanís. Lo hizo a contracorriente porque se esperaba que el lugar fuera ocupado por una mujer, no por un hombre, como finalmente sucedió. Las impugnaciones que fueron presentadas tampoco rindieron el efecto que se hubiera esperado, a pesar de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha establecido la rotación y el principio de equidad como uno de sus principales logros resolutores.

Fue hasta hace un año que la Cámara de Senadores eligió a una mujer. Claudia Salvador Ángel llegó a la magistratura del TET con un amplio aval en el Senado de la República, producto de un consenso entre fuerzas políticas en la integración de un importante número de órganos jurisdiccionales.

Salvador Ángel llegó con la ventaja no sólo de representar el género femenino, sino también porque conocía las entrañas del Tribunal Electoral, al formar parte de su estructura operativa. Ambas cosas son ahora mismo una ventaja en caso de que el Pleno del órgano autónomo se incline a respaldarla.

No sólo es el género, sino otros factores los que la respaldan. La primera es que no se le conocen actos de deshonestidad, como sí es el caso de Miguel Nava. A este último, desde que llegó a la magistratura le han rodeado polémicas y escándalos nada menores, como el hecho de pedir el diezmo a una parte del personal que integra la ponencia que él mismo encabeza.

También se le conoce por ser prolífico en sus decires, como aquel que gritaba a los cuatro vientos de que llegaría a ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con el mismísimo respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Y Más recientemente, en el pasado proceso electoral local 2020-2021, se le supo pretender dar un triunfo a un partido y a un candidato que no había ganado en las urnas. Era muy posible que pretendiera posiciones políticas del ayuntamiento en cuestión.

Si ya la lista es larga, lo es más todavía si se le suma su accidente automovilístico ocurrido en Veracruz por motivos ajenos a su labor profesional. Eso es lo que dice la denuncia que se encuentra en la Fiscalía Anticorrupción, interpuesta por la Contraloría Interna del Tribunal Electoral, en la que se le responsabiliza de un adeudo por un monto de 17 mil 500 pesos, risible por lo que gana como magistrado.

Si todos esos factores son tomados en cuenta por el Pleno del TET, además de la cuestión del género, la presidencia de ese órgano jurisdiccional tendría que ocuparla Claudia Salvador Ángel. Dejar en manos de Miguel Nava la presidencia durante los próximos dos años, sería un error político que seguramente debilitaría a una institución que hasta ahora ha entregado buenos resultados.

Comentario: Una semana ha pasado del accidente automovilístico en el que perdió la vida un profesor, al volcarse un autobús que transportaba a maestras y maestros a sus respectivos centros laborales. El accidente dibujó de cuerpo entero al secretario de Educación Pública, Homero Meneses, quien ha preferido aguantar toda presión política en lugar informar sobre los intereses que esconde el gobierno que representa.

No los informa porque parte del financiamiento para campañas políticas provino del sector transportista, representado, entre otros, por uno de los funcionarios de la Secretaría de Movilidad. Se oculta, también, un conflicto de interés del cual la sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha guardado silencio cómplice. ¿Para eso quería llegar Cutberto Chávez de la Rosa a la representación sindical?

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