A tientas

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz Z.

Algo está haciendo mal el gobierno del estado. Hay hechos que no se informan y movimientos, incluso de gabinete, que desde el Ejecutivo se busca que pasen desapercibidos. Mucha información llega por columnas periodísticas y otra más por rumores surgidos desde el mismo gobierno estatal.

Lo que falla, entonces, es la comunicación. No se sabe si la falla tiene origen en la incapacidad o si nace desde Palacio de Gobierno, por instrucción.

Si es por la primera, el cambio urge. Si es por la segunda, entonces la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros no ha entendido que comunicar es también gobernar. Y no lo está haciendo bien.

Lo grave es que el problema va más allá. Existe una percepción, cada vez más extendida, que advierte signos de descomposición en materia de seguridad. Lo sucedido en Tlaxco es tan solo un ejemplo que, de ninguna manera, puede pasar desapercibido porque un acribillamiento de ese tipo sólo se ve en estados donde el crimen organizado ya tiene presencia.

La Secretaría de Seguridad Ciudadana, cada vez es más notorio, está siendo rebasada al igual que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

En el primer caso, el combate a la inseguridad sigue sin tener una cabeza responsable ¡desde hace cuatro meses!, después de que su titular, Alfredo Álvarez Valenzuela, huyó de una orden de aprehensión que sería cumplimentada por elementos del gobierno federal.

Es demasiado grave que una entidad federativa que atraviesa por una crisis de seguridad pública, no tenga titular del ramo y que a estas alturas, cuando el responsable ha enseñado incapacidad para estar al frente de la corporación, continúe al frente de la institución.

En el segundo caso, el de la PGJE, ya es notable una incapacidad investigadora para resolver casos graves. Lo que se quiso presumir como la captura del presunto responsable del asesinato del ex diputado local, Omar Milton López Avendaño, sigue en duda su sostenibilidad ante los juzgados. En otros más, como el del asesinato del padre del ex alcalde de Panotla, Eymard Grande Rodríguez, no hay avances sino silencios.

Es la hora que tampoco se informa de progresos sobre el asesinato de un propio integrante de casa, el comandante de la Policía de Investigación adscrito a la misma Procuraduría, Jesús Ortega Martínez.

Es decir, ante los pocos, tal vez nulos resultados, se nota un fracaso de gobierno. Eso es grave, por donde quiera que se le vea, porque esta administración apenas comienza su recorrido de seis años. Y lo peor es que lo hace a tientas, porque ni siquiera ha sido capaz de dar a conocer los detalles de su plan de desarrollo, pilar de las acciones gubernamentales.

Si los funcionarios que integran el gabinete no conocen el camino a recorrer, los objetivos y las metas a lograr, entonces lo que se evidencia es que trabajan a ciegas. No hay rumbo.

Lo anterior es malo para un gobierno que aspira a ser mejor que aquellos que le antecedieron. Y malo también para un movimiento (llamado Regeneración Nacional) que aspira a arraigarse por un largo tiempo en el país.

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