Adriana Dávila Fernández
El presidente Andrés Manuel López Obrador y los morenistas, desde el inicio de su gobierno, tienen -y han tenido- en la mira al poder judicial, y han encaminado todos sus misiles mediáticos hacia la figura de la ministra Norma Piña y la mayor parte de sus miembros para destruirlo.
Empezó la embestida cuando el tabasqueño se hizo de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de Arturo Zaldívar, y luego con la llegada de sus personeras Yasmín Esquivel Mossa y Loretta Ortiz, ambas cercanas a él, por sus relaciones políticas, pero también empresariales. Los tres abogados no han tenido empacho en modificar sus opiniones y sus principios -si es que algún día los tuvieron-, con tal de hacer cumplir el mandato y rendir tributo a quien despacha en Palacio Nacional.
No es desconocido que mientras Zaldívar estuvo al frente, el originario de Macuspana guardó celosamente sus intenciones, con la esperanza de mantenerlo en este puesto de poder, intento en el que fracasó y del que salió victoriosa la ministra Piña, contundente y firme en mantener la autonomía del poder judicial. La furiosa respuesta no se hizo esperar.
Los primeros ataques frontales se dieron en la discusión de las reformas electorales. La «defensa” del famoso Plan B la encabezó el ya conocido por ineficiente y soberbio gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, quien incluso llevó ataúdes para simular la “muerte” de los ministros.
Ahora, con el pretexto de que “ganan mucho dinero”, la bancada oficialista pretende desaparecer 13 fideicomisos del poder judicial, lo que afecta de manera directa a más de 50 mil trabajadores, pues estos se formaron también con sus propias aportaciones para garantizar parte de sus derechos laborales. La eliminación fue ya aprobada por la bancada de MORENA en la Cámara de Diputados, está ahora en discusión en la Cámara de Senadores y seguramente el resultado será el mismo: los legisladores no se atreverán a cambiarle ni una coma al dictamen. Resulta paradójico que la ahora senadora, pero también ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, guarde silencio en la defensa de uno de los poderes que la arropó en su larga carrera judicial. ¡Vaya forma de pisotear su trayectoria y darle la espalda a sus colegas! ¿Podrá ver a los ojos a su familia y a quienes alguna vez le tuvieron respeto? ¿Tendrá el valor de mirarse al espejo después del escandaloso silencio que traiciona su historia?
Lo cierto es que el tema seguramente terminará en otra batalla legal entre ambos poderes y será el pretexto perfecto del oficialismo para usar una narrativa falsa pero popular durante las elecciones en el 2024: “los ricos contra los pobres”, “los poderosos contra los débiles”, “los privilegiados contra los explotados”, argumentos todos tan falsos como su narrativa de “primero los pobres”.
No debemos olvidar que estos 13 fideicomisos se suman a los 109 que desaparecieron en 2020 y cuya eliminación perjudicó a la ciencia, la educación, el arte, la cultura, la atención al cáncer y a los desastres naturales. Ahora esta decisión también viola la seguridad social de los trabajadores del poder judicial, que ven como se esfuman -por mandato de un solo hombre y complicidad de las bancadas legislativas afines al oficialismo-, sus derechos a prestaciones por las que han trabajado durante muchas décadas.
Es falso que estos fideicomisos estén destinados para beneficiar a los ministros en funciones o en retiro. Son corruptos los que utilizan información tendenciosa. Cada fondo tiene objetivos específicos que no permiten un uso distinto para el que fueron creados.
Y mientras el ataque artero va contra estos fideicomisos, los de los militares aumentan peligrosamente. Un día después de que los diputados morenistas y aliados festejaran el golpe al poder judicial, aprueban un fideicomiso “turístico” para el tren maya, manejado por el ejército. Hay que recordar que en lo que va de esta administración, los recursos de estos fideicomisos han aumentado en 1,048%. ¡Que contentos deben estar el General Luis Cresencio Sandoval y el recién condecorado y exonerado General Salvador Cienfuegos!
Y aunque las manifestaciones por parte de los integrantes del poder judicial no se han hecho esperar, la posición del presidente se ha endurecido. Desde el púlpito presidencial las descalificaciones aumentan. Es curioso que quien solo agenda conferencias matutinas, sea el que diga que los trabajadores de este tercer poder de la unión ¡son flojos!
Y mientras la corcholata oficial repite la misma postura de su destapador, lo patético es que esos miles de millones de pesos se irán directamente a las campañas de Claudia Sheinbaum y MORENA. Mientras hablan de “ahorro y apoyo al pueblo”, con estas acciones se empeñan en despilfarrar el dinero en obras que han costado más del doble de lo presupuestado, o en fraguar desfalcos millonarios, como el de SEGALMEX, que sin duda será uno de los más grandes hurtos públicos de las últimas décadas y del cual su autor ya consiguió el perdón presidencial.
No cabe duda de que con MORENA, Claudia y Andrés Manuel, vivimos tiempos de tiranos.
Política y Activista