Becerril y su coronavirus. Dos hipótesis

 

Marco Antonio Ferriz Z.

El anuncio que la noche del miércoles por su cuenta de Facebook hizo la propia Liliana Becerril Rojas, ex aspirante a la gubernatura por el Partido Encuentro Solidario (PES), sobre su positivo a la prueba de coronavirus, no debiera tomarse a la ligera.

No son pocos quienes consideran que detrás de su anunció existe toda una estrategia política. No sólo para aislarse de los reflectores después de su anuncio de declinar a favor de la candidata de la coalición Unidos por Tlaxcala, Anabell Ávalos Zempoalteca, sino porque con ello puso en alerta de salud al candidato y a las candidatas al gobierno estatal.

De hecho, todos los equipos de campaña se pusieron en alerta roja y las actividades agendadas por la mañana fueron suspendidas. Debía ser así por la gravedad del anuncio. El propio Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE) tuvo que tomar sus propias medidas sanitarias, entre las que se encuentran aplicación de pruebas y trabajo en casa para descartar cualquier posibilidad de contagio. Algunas medidas seguramente también habrán de tomar los magistrados del Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET) que estuvieron en el encuentro.

Y aunque una fuente anónima denunció la falsedad de la prueba realizada, y el laboratorio responsable guardó silencio, la noticia por ahora debe tomarse con toda responsabilidad. La salud, antes que la lucha por el poder, debe estar en primerísimo lugar. Aunque no todos piensan igual.

Ahora bien, si efectivamente el anuncio resultara falso, Liliana Becerril perdería toda seriedad. Incluso, si Anabell Ávalos Zempoalteca ganara la elección del 6 de junio y pensara llamar, para formar parte de su gabinete a quien declinó en su favor en pleno de debate, tendría todo el derecho de no hacerlo por la falta de ética y forma tan irresponsable con la que ha actuado.

Y es que Becerril Rojas no tendría por qué decir una mentira si hasta antes de su anuncio había capoteado, con relativo éxito, las acusaciones y reclamos de la dirigencia nacional del partido político que la postuló como candidata a gobernadora.

Es de conocimiento público que el PES alcanzó su registro gracias al apoyo recibido por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por eso mismo, de alcanzar posiciones legislativas en la Cámara de Diputados federal, se sumaría a las propuestas lopezobradoristas y las impulsaría siendo parte del ejército servil con el que ahora mismo goza el tabasqueño. Siendo así, la declinación a favor de una priista causó verdadera indignación.

Por su parte, los débiles reclamos que hasta ahora ha realizado el dirigente estatal del PES, Alejandro Martínez Hernández, no pasarían de ahí. No tendría cara con que subir sus exclamaciones. Es sabido que sin escrúpulos ha impulsado candidaturas de sus amigos y amigas en las primeras regidurías de diversos ayuntamientos para tener posiciones particularísimas. Ese es su premio por dirigir a este instituto político que, sin embargo, muy probablemente pierda su registro nacional y estatal por la falta de respaldo electoral en las urnas.

Por eso mismo no se entendería que Liliana Becerril cayera en semejante mentira de dar a conocer un positivo a coronavirus. Se desacreditaría totalmente.

Podría ser cuestionada su declinación a favor de Anabell Ávalos Zempoalteca, sin embargo, con acuerdos políticos podría proseguir su carrera política como hasta ahora lo ha hecho la diputada federal Minerva Hernández Ramos.

Veremos en los próximos días el fin de esta historia. Por lo pronto, a quienes estuvieron cerca de ella en el debate y en días más cercanos, no está por demás actuar con prudencia y responsabilidad.

Comentario: Inicia en Pulso esta colaboración semanal. Agradezco la amabilidad y la apertura siempre plural de América Montoya, amiga de muchos años.

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