Marco Antonio Ferriz Z.
La llegada de César Yañez a la Subsecretaría de Gobernación, al lado del poderoso y presidenciable Adán Augusto López, coloca en la palestra a la diputada federal Dulce Silva Hernández como una de las aspirantes a las candidaturas que buscarán un asiento en el Congreso de la Unión de cara a las elecciones federales de 2024, ya sea como senadora de la República o, de nueva cuenta, como diputada.
El ex gobernador de Tabasco sabe bien que en la fila de los tres principales presidenciables por el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), no es él quien ocupa la posición de favorito, pero sí intuye que se encuentra un peldaño arriba del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
Que César Yañez deje la Coordinación General de Política y Gobierno para llegar a la Secretaría de Gobernación así lo sugiere. Por muy castigado que haya estado después de la fastuosa boda que tuviera con Dulce Silva Hernández, es notorio que no dejó de ser un colaborador confiable para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con ese movimiento, además, se hace claro que César Yañez llega a la Secretaría de Gobernación no como un ariete de Adán Augusto López, sino como un operador político que le ayudará en su aspiración de alcanzar la candidatura presidencial. De entrada, se ocupará seguramente de su relación con los jesuitas, quienes recientemente criticaron la política de seguridad lopezobradorista después del asesinato de dos sacerdotes de su congregación en Chihuahua.
Así que Augusto López tendrá más tiempo para dedicarse a la política en lugar de atender las ocupaciones propias de su responsabilidad como secretario de Gobernación.
Sin embargo, eso que sucede en las alturas del gobierno encabezado por López Obrador, claro que tendrá repercusiones políticas futuras en Tlaxcala, particularmente para 2024 en que Morena y sus aliados tendrán que repartirse el pastel de las candidaturas que estarán en disputa.
Dulce Silva Hernández se coloca, si no es que lo estaba ya, como una de las aspirantes principales para buscar un asiento en el Congreso de la Unión.
Es así porque aún y cuando Adán Augusto López no sea el candidato de Morena a la Presidencia de la República, sí es un hecho que será una voz de suficiente influencia para colocar en diversas entidades federativas a algunos de los suyos y de las suyas en las candidaturas. La llegada de César Yañez da esa lectura.
Son muchas las posiciones que en 2024 estarán en juego, no sólo en el ámbito federal, sino también en el ámbito local. Es posible que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros tenga todo por ganar en la definición de candidaturas a diputaciones locales, ayuntamientos y presidencias de comunidad, pero no tendrá ese mismo margen en el caso de las senadurías y las diputaciones federales.
Morena deberá hacer un ejercicio interno para curar heridas, y la mejor forma de hacerlo es otorgando candidaturas a los grupos políticos de los presidenciables. Por eso es que, como en carambola, Dulce Silva es una de las más beneficiadas con la llegada de su esposo César Yañez a la Subsecretaría de Gobernación.
Comentario: No hay duda de que la Comisión Estatal de Derechos Humanos ha recobrado la solvencia moral con la presidencia de Jakqueline Ordoñez Brasdefer. Víctor Manuel Cid del Prado Pineda la había dejado por los suelos con sus nunca contenidas ambiciones personales y torpe actuar político.
La presidenta y quienes integran el Consejo Consultivo han concluido un buen año, y si acaso ha habido diferencias, éstas se han dirimido en lo interno y con prudencia. Vale la pena reconocerlo.
En la buena relación que la CEDH tiene con las instituciones públicas, debe decirse, sin embargo, que la cercanía con la titular del Ejecutivo debe manejarse con menor intensidad. El respeto a la autonomía de la CEDH, a la que la propia gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros se ha comprometido, es básico para que el Organismo siga por el camino andado durante los últimos 12 meses. A todos y a todas conviene.
