Marco Antonio Ferriz Z.
Mejor forma de demostrar que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros tiene el control absoluto del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Tlaxcala, fue la designación de Luz Vera Díaz como la encargada de las finanzas de ese instituto político.
No sólo tiene la presidencia del partido, disfrazada ahora de delegación, sino ahora también los dineros de ese instituto político. El problema es que podría abrírsele un problema político dentro del propio partido al ser público que Vera Díaz no tiene militancia morenista, sino que proviene del extinto Partido Encuentro Social (PES). Es cierto, aliada suya en el pasado proceso electoral, pero al final de cuentas, una actora ajena a las filas morenas.
Si ya de por sí existe exclusión de grupos en la conformación del gabinete estatal, el nombramiento despertará nuevas inconformidades internas porque seguramente varios militantes con experiencia en el ramo de la contaduría pudieron ocupar esa cartera. A todos ellos se les excluyó, como en el gabinete.
Además, por si fuera poco, el nombramiento contó con el aval de la dirigencia nacional de Morena, que con ello se sumó –por si hubiera dudas- de manera clara al proyecto lorenista en Tlaxcala, pero también al proyecto político-electoral más ambicioso que tiene en Claudia Sheinbaum a su máxima favorita para la postulación de la candidatura a la presidencia de la República en 2024.
Mario Delgado podrá ser hombre cercano al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard –también aspirante a ser el candidato a la presidencia de la república-, sin embargo, el comportamiento y los pronunciamientos suyos no llevan sino a la tendencia de sumarse a la cargada que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha iniciado en un sinnúmero de ocasiones durante actos públicos, como las mañaneras, principalmente cuando se trata de imponer el método de la encuesta para elegir la candidatura presidencial.
Desde ahora, de cara al momento de la definición de las candidaturas morenistas en 2024, no cabe la menor duda de que Lorena Cuéllar será la principal actora en la selección de abanderados y abanderadas a los diferentes cargos de elección popular que estarán en disputa, por supuesto considerando la opinión de Claudia Sheinbaum.
El único actor que puede balancear la selección de candidaturas es López Obrador, y seguro influirá en algunas entidades federativas, pero es muy probable que lo haga en aquellas donde el número de electores sea definitorio en la consecución del triunfo que le permita albergar la esperanza de que su proyecto de la 4T irá más allá de su administración. En política, sin embargo, todo puede suceder.
Por otra parte, que Luz Vera Díaz haya dejado la dirección del Consejo Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), no es sino el reflejo de un descuido imperdonable en la selección de perfiles para la ocupación de las carteras dentro del gabinete lorenista. Y la principal responsable es la misma Lorena Cuéllar.
Por eso mismo, es normal que la mandataria estatal minimice esa salida dentro de su gabinete. Reconocer el error no sería lo más apropiado en estos momentos en que inicia su gobierno, más aún cuando ni siquiera se ha agotado el plazo, por ella otorgado, de cuatro meses para revisar resultados y hacer la evaluación de sus colaboradores.
Haber mantenido a Vera Díaz en la dirección del Conalep era poner en riesgo el reconocimiento de documentos oficiales de alumnos egresados de esa institución educativa. Ya había varias advertencias de ello.
Su remoción, al menos, sirve de consuelo que en Tlaxcala no se haya presentado algo similar a aquel lamentable dicho de quien ahora se encuentra al frente del Fondo de Cultura Económica (FCE), sin cumplir los requisitos legales para ello: se las metimos bien dobladas. Vaya consuelo.
