Desolador 

 

Por Miguel Ángel López Farías

Es solo una posición de ventaja ser periodista, nos coloca en un mirador que ataja lo cotidiano, la vida pública se tiene a unos centímetros del rostro, claro está que el oficio de la comunicación se adereza con dosis enormes de subjetividad. No somos dueños de ninguna verdad universal, pero gobernamos nuestras propias versiones.

Es un privilegio cumplir 17 años al aire en una empresa que no solo nos otorga la oportunidad de “salir al aire”, sino que ha significado la mejor universidad de vida, abc radio 760 AM y la OEM están llenas de maestros, jefes que nos han inspirado a lo bueno, a ese valor de la lealtad y por supuesto, a la de “tatuarnos” la camiseta. Agradecerles es poco, más bien es una emoción humana hacia gente buena, líderes poderosos que no ocupan titulares, pero provocan que maquinarias como mi casa editorial y radiofónica se impongan en un mar repleto de tiburones, de icebergs. Se siente bien llegar a los 17.

¿Qué ocurría hace 17 años? Un tsunami sacudía brutalmente a Indonesia, el apoyo de buques de la armada de México llevaron ayuda humanitaria a miles de damnificados en 2004; la línea del tiempo nos ha arrastrado por un sinfín de sacudidas, en su gran mayoría cargadas de muerte, demasiada como si los dioses prehispánicos no tuviesen suficiente una cuota para llenar el Tzompantli, un México de cadáveres, de un dolor que no se quita con nada. El recuerdo de bebés atrapados en una guardería en Hermosillo, cientos de miles de esos “otros” seres humanos que alimentan las fosas clandestinas, en una guerra entre narcos y más narcos, un fuego que es soplado por bocas de políticos que meten la mano en sus operaciones, dinero y poder.

17 años como observadores del fraude cotidiano que nos significan vivir bajo la tutela de gobiernos de distintos colores, desde el triunfo de Calderón y toda la estela de muerte (¿recuerdan el atentado terrorista en Morelia, Michoacán un 15 de septiembre del 2008?), un sexenio de guerra y del Learjet que se estrella en Polanco, muriendo Juan Camilo Mouriño.

El sexenio de Enrique Peña Nieto, las promesas de las grandes reformas, abrazos y fugas del chapo, la desaparición de los 43, un sexenio borrado de lo serio, eso sí, potenciado en “memes” que marcaron a un presidente muy corrupto, muy abusado para los acuerdos en lo oscurito, tanto que es fecha que no lo tocan ni con el pétalo de una investigación.

17 años como actores de lo informativo con una sola lección, la que concluye que ningún drama nacional nos ha dejado experiencias tal parece que nos gusta la condición de eternos adolescentes, pasmados ante una pantalla que no nos abre la mente por el contrario, nos arrebatan hasta la capacidad de sentir indignación o ¿cómo se puede acotar el que desviemos la mirada ante lo que hoy significa el peor desastre económico, social, de salud y de proyección? Se trata de un país que lleva muchos años ensayando entren políticos serios pero sin carisma y ayatolas mesiánicos que han experimentado con lo que prometieron cuidar; a una nación. Nos hemos hecho especialistas en el fraude consensuado entre sociedad y gobiernos que simulan trabajar a favor de todos, siempre han existido los cínicos, pero nunca elevados a rangos de alta especialización ¿y el pueblo?, mirando la pantalla de la propaganda que obsequia promesas, fantasías.

A 17 años de transmisión nos toca aceptar que lejos de que las cosas hayan mejorado, es peor como pocas veces en la historia del territorio nacional el camino es terriblemente desolador.

No es regaño, es Picotazo Político

Miguel Ángel López Farías 

Historiador. Director y conductor del programa radiofónico ‘Urbe de Hierro’, transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.

Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).

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