Homero y discurso antineoliberal

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz Z.

Con el apoyo de un sindicalismo acomodaticio a los tiempos políticos, mediocre y las más de las veces cuestionado hasta por la propia base magisterial, las autoridades educativas estatales cerraron un ciclo escolar cuyos resultados evidencian que la crisis educativa ha llegado a un profundo y obscuro pozo del que tardará décadas en salir.

Por supuesto, el titular de la Secretaría de Educación Pública del Estado, Homero Meneses Hernández, sostiene otra cosa. No podía ser menos de un funcionario que ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias y las exigencias sociales, enamorado de las “bondades” que da ocupar un cargo de esa naturaleza.

“Hoy clausuramos no solo el ciclo escolar 2022–2023, sino todo el proceso histórico del modelo educativo que nos impuso el neoliberalismo. Termina el modelo educativo que se impuso con la idea de mercantilizar la educación”, expresó durante la clausura del ciclo escolar en el municipio de Nopalucan.

Ahí precisó que con la clausura del anterior modelo educativo se inaugura uno nuevo centrado en la comunidad y que cuenta con la participación de las y los maestros desde cada escuela y salón de clases, para hacer dialogar saberes e impulsar aprendizajes.

Los expertos, los que sí saben del tema, afirman lo contrario. Gilberto Guevara Niebla, subsecretario educación pública al inicio de este sexenio, es uno de ellos: “La educación en México experimenta un retroceso. El gobierno federal eliminó la reforma educativa de 2013, pero no produjo un nuevo proyecto; en cambio, puso en práctica políticas que dañan la oferta educativa. El presidente volvió la espalda a la educación persiguiendo un objetivo político”.

A su llegada a la presidencia de la República, el tino de Andrés Manuel López Obrador fue convencer que los maestros fueron lastimados por el gobierno de Enrique Peña Nieto. Así que eso facilitó sus propósitos, ganando la confianza de los sindicatos “charros” y de la disidencia magisterial, mayoritariamente concentrada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

La inversión educativa ha venido a menos. Si de 2013 a 2016 el gasto autorizado para educación básica acumuló un monto de 266 mil 864 millones, entre 2019 y 2022 el presupuesto sumó 232 mil 455 millones. Es decir, hubo una caída de 34 mil 408 millones de pesos, en términos reales.

Al mismo tiempo, y aprovechando la pandemia del coronavirus que encerró a millones de personas en sus casas, el gobierno de AMLO echó abajo el Programa de Tiempo Completo, que para miles de docentes era un ingreso económico extraordinario e importante para sus finanzas personales.

En lo local todo eso se ha reflejado y se ha traducido en una gran inconformidad dentro del magisterio, particularmente con el secretario de Educación, Homero Meneses. Pero la inconformidad se extiende a los liderazgos de las dos secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Tlaxcala, que han demostrado una vez más su adaptación al gobierno en turno, formándose para alinear juntos en las elecciones de 2024.

A eso hay que agregar lo del uniforme único, que no parece una medida en apoyo de la economía familiar, sino más bien una decisión que tiene detrás la sospecha de la corrupción. Elimina la competencia y favorece la discrecionalidad al trabajar con apenas 42 productores oficiales. El precio del uniforme se estima en aproximadamente 700 pesos, que para aquellos padres que tienen dos o más hijos o hijas estudiando en educación básica y media superior representará un gasto demasiado oneroso.

De todo lo anterior no dice nada Homero Meneses, secretario de Educación Pública. El discurso omite lo incómodo y resalta lo político. Nada sorprendente ni extraordinario en los tiempos políticos adelantados que ya vive el país.

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