Marco Antonio Ferriz Z.
Conforme las actividades del gobierno estatal se han ido desarrollando hasta prácticamente retomar su normalidad, más se descubre que la suspensión de la Feria Tlaxcala edición 2021 se debió a una falta de planeación, cuya responsable principal se encuentra despachando en la Secretaría de Turismo.
El objetivo de que Josefina Rodríguez Zamora tomara posesión en pleno gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez como presidenta del Patronato de Feria, era preparar con anticipación la organización de las actividades del evento anual, entre las cuales se encontraba la contratación de artistas y grupos musicales para atraer a las familias al recinto ferial.
Dentro de su obligación estaba la presentación de escenarios que incluyeran no sólo la suspensión, sino su retraso de la feria anual. Todo hace indicar que no hubo planeación alguna, y el argumento oficial de la suspensión fue la tercera ola del coronavirus.
Muchos estuvimos de acuerdo en esa medida, incluido el sector empresarial. Sin embargo, al tiempo que esta se anunciaba, se dio también la apertura de las escuelas, principalmente de educación básica, azuzados por un gobierno federal que advertía sobre el regreso a clases “truene, llueva o relampagueé”.
El regreso se dio en medio del desorden. Esa situación originó, por ejemplo, la inconformidad de un sector magisterial que exigía condiciones mínimas para regresar, después de muchos meses, a impartir clases de manera presencial. Por eso maestros de educación básica y media superior protestaron, señaladamente por la sobresaturación del sistema de transporte que los trasladaba a sus centros de trabajo en municipios alejados del norte, oriente, poniente y sur del estado.
Después de ese paro, los inconformes y la autoridad estatal llegaron a diversos acuerdos, algunos de los cuales no se dieron a conocer. Ahora mismo empiezan a salir, aunque la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEPE) no los ha oficializado. Por ejemplo, dentro del programa “Primero los Maestros” se implementará en próximos días la ruta Villalta-San Pablo del Monte.
En ese contexto es que se dio la derrota del oficialista Arturo Morales Juárez para llegar a la sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Existía una auténtica inconformidad magisterial en contra de la dirigencia encabezada por Demetrio Rivas Corona, que supo aprovechar Cutberto Chávez de la Rosa.
Para decirlo claro, los errores cometidos por el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros han sido aprovechados por algunos sectores, entre ellos el magisterial. Pero no es el único, pues algunos afectan directamente un problema ahora mismo muy sensible, como el de la seguridad pública, donde recientemente fue destituido Alfredo Álvarez Valenzuela.
En este contexto, y ante las evidencias que a nivel internacional ya existen por los contagios del coronavirus, es que la organización de la Villa Navideña pudo ser demasiado precipitada para extenderla hasta el próximo 10 de enero. En México, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó recientemente que ya existen signos de una cuarta ola, mientras que la Organización Panamericana de la Salud considera que esa cuarta ola puede comenzar a mostrarse a partir de la segunda mitad del mes de diciembre.
Por supuesto que la economía nacional y local tiene que reactivarse, pero la manera en que los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Lorena Cuéllar Cisneros lo están haciendo parece demasiado irresponsable. No vaya a ser que más adelante haya arrepentimientos, después de las tantas advertencias recibidas.
Si bien el gobierno estatal ha implementado apoyos a las familias, tales como la instalación de kioskos donde se distribuye oxígeno gratuito y la realización de pruebas gratuitas en diferentes módulos repartidos en el territorio estatal, los errores lo están pagando las familias con la erogación de recursos económicos cuando uno de los suyos enferma.
El dinero puede ir y venir, dice un dicho popular, pero cuando ese desgaste se traduce también en una ausencia definitiva debido a la muerte, eso sí ya es una pérdida irreparable. Más de 445 mil fallecidos en el país acreditan lo anterior. No sumemos más desgracias.