Marco Antonio Ferriz Z.
El Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), por sí mismo, no podía aprobar con mínima mayoría como lo hizo, reformas a las leyes secundarias en materia electoral para ponerlas en práctica en el proceso electoral de 2024. Por eso tuvo que recurrir a dos partidos sanguijuelas para alcanzar su objetivo el pasado miércoles 7 de diciembre, tras su fracaso de reformar la Constitución Política.
Haber aceptado las condiciones impuestas por esos dos partidos sanguijuelas ha sido un despropósito del objetivo buscado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que es destinar menos recursos económicos a las elecciones y a los partidos políticos.
Ambos partidos, el Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT), seguirán sangrando el erario con el visto bueno de Morena y del presidente de la República.
Véase si no: será difícilísimo que un partido político, entre ellos el PT y PVEM –y el PRD también, aunque no haya aprobado la reforma legal-, pierda su registro como partido. Será suficiente una coalición para que los partidos políticos más fuertes electoralmente traspasen votos cuando haya un convenio de coalición.
Por si acaso eso no fuera suficiente, los partidos políticos nacionales con acreditación en las entidades federativas –como son el PT y el PVEM- seguirán recibiendo financiamiento público aún y si no alcanzaran el umbral mínimo necesario de 3 por ciento, que se exige en el caso de Tlaxcala. Será así en caso de no perder el registro nacional. Y también será así en sentido contrario: si un partido nacional no alcanza el porcentaje mínimo que exige la ley, será suficiente con solo conservar el registro local.
Sobre esto último habrá que esperar la redacción final de la ley, sobre todo porque sería un exceso que un partido político no perdiera el registro si sólo alcanza o rebasa el porcentaje mínimo en una sola entidad federativa de las 32 que hay en el país. Lo congruente sería que fuera, al menos, en 17 entidades.
Vistas así las cosas, esos partidos sanguijuelas seguirán sangrando el dinero público a costa de los impuestos de los contribuyentes, que bien pueden ser destinados a obra pública. Y seguirán haciéndolo con la autorización de Morena y el presidente de la República, que en su afán de debilitar al Instituto Nacional Electoral (INE) ha cedido más de la cuenta con el PT y el PVEM.
El argumento del ahorro de recursos elaborado por López Obrador y Morena pertenece a un discurso engañoso que puede justificarse con el hecho de que el salario de los consejeros electorales no sea mayor al del presidente de la República, con la práctica desaparición de 40 Consejos Distritales y la compactación de Direcciones que son importantísimas en la organización de procesos electorales.
Dice el coordinador de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, que la reforma electoral que le será turnada por la Cámara de Diputados, no será aprobada al vapor. Más vale que así sea. Y si no es así, habrá que esperar a la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el recurso jurídico que los diputados federales opositores a Morena han anunciado.
Por lo pronto, es bueno saber que los órganos electorales locales, señaladamente el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE) y el Tribunal Electoral de Tlaxcala, no desaparecerán. Sin embargo, también habrá que esperar lo que significa que, en la creación del Sistema Nacional Electoral, sean integradas las estructuras del INE y de los OPLE´s.
Hay que esperar varias semanas y meses para tener el fallo de la Corte. Sin embargo, por el número de votos pro amloístas que reúne una minoría de ministros, suficientes para no echar atrás reformas legales del Congreso de la Unión, es difícil esperar que algo contrario suceda al deseo presidencial. Más presiones para el senador morenista Ricardo Monreal en su decisión final de abandonar o no a Morena, una vez que lo aprobado por los diputados llegue en sus manos.
Apunte: Valdría la pena que el Gobierno del Estado, de manera particular su área de Comunicación Social, transparentara los recursos económicos erogados en el primer informe. Se nota que echaron la casa por la ventana.
