Marco Antonio Ferriz Z.
En medio de la puesta en marcha un ambicioso programa a favor de las mujeres por parte del gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros, el secretario de Seguridad Ciudadana, Alfredo Álvarez Valenzuela, enfrenta una acusación por hostigamiento sexual agravado en contra de Erandy García, situación que le obligará a acudir a una primera audiencia sobre el caso en próximos días.
Reportes periodísticos dan cuenta que, de acuerdo con la carpeta de investigación en poder de la Fiscalía General de la República (FGR), en 2018 realizó a Erandy García propuestas de carácter intimidatorio y sexual cuando era subsecretario encargado de Migración, Sistema Ferroviario y Robo a Carreteras y Transporte de la Secretaría de Seguridad Federal.
Se ignora si Lorena Cuéllar invitó a Álvarez Valenzuela a formar parte de su gabinete, como secretario de Seguridad Ciudadana, sabiendo ese antecedente. Si no lo sabía, malo porque confirma -como sucedió con Luz Vera Díaz en el caso del Conalep- que ni ella ni su equipo de trabajo más cercano buscaron referencias de los futuros funcionarios.
Y si lo sabía, todavía peor. El pecado no es venial si ya conocía ese precente, sobre todo porque ella, la gobernadora, sabía de la agenda que impondría en las primeras semanas de su administración. Fue ella, antes de tomar posesión, quien empujó para que Tlaxcala fuera declarada en Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) para los 60 municipios del estado.
Apenas, el pasado 13 de octubre, anunció un segundo centro de justicia para las mujeres, con el objetivo de dar apoyo a las féminas víctimas de violencia. En aquella ocasión, incluso, giró instrucciones a la Procuraduría General de Justicia para agilizar la atención e investigación de la violencia en contra de las mujeres y de los feminicidios.
Su agenda de gobierno no viene de la nada ni es producto del establecimiento de algo mediático. En mayo, en plena campaña por la gubernatura, Cuéllar Cisneros planteó una estrategia con perspectiva de género, integrada por doce puntos, entre ellos la creación de un programa de prevención y atención de violencia contra las mujeres para la salvaguarda de sus derechos humanos.
Por eso lo de su secretario de seguridad resulta grave. Más aún si lo mantiene en el cargo, pues se convertiría, guardando la debida proporción, en algo semejante a lo que el guerrerense Félix Salgado Macedonio se convirtió para el presidente Andrés López Obrador.
Y si a eso se le suma el tema de la seguridad pública, hay motivos de preocupación. Es cierto que la inseguridad no se ha desbordado, pero los niveles no disminuyen. Datos estadísticos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dan cuenta de que en el primer mes del gobierno de Lorena Cuéllar, septiembre, hubo un total de 410 delitos denunciados, el segundo más alto de este año después de julio, en el que se registraron 417.
Habrá que esperar las cifras de octubre. Sin embargo, sucesos como el asesinato del padre del ex alcalde de Panotla, en su propio domicilio y en plena madrugada; o la persona calcinada y encajuelada en un automóvil en la ciudad de Apizaco, por supuesto que preocupan a la sociedad tlaxcalteca.
No son poca cosa los descuidos de Lorena Cuéllar, sobre todo cuando no pueden acreditársele a nadie más que a ella. Lo bueno, si es que lo hay, es que es ella misma la que puede remediar este tipo de situaciones. Lo hizo en el caso del Conalep, veremos si sucede lo mismo con su secretario de Seguridad Ciudadana.