Marco Antonio Ferriz Z.
Analizando el tema en retrospectiva, puede decirse ahora que hubo una importante diferencia en la forma y efectividad de hacer campaña entre las dos principales candidatas a la gubernatura de Tlaxcala, durante el proceso electoral 2020-2021.
Mientras Anabell Ávalos Zempoalteca exponía y publicaba en medios de comunicación sus apoyos venidos de sus opositores, particularmente del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Lorena Cuéllar Cisneros socavaba desde afuera, con tersura y efectivo silencio a los dos institutos políticos que fueron pilares en la coalición “Unidos por Tlaxcala”.
La percepción que desde el cuarto de guerra de Anabell Ávalos pretendía impregnarse al electorado tlaxcalteca, en el sentido de que cada vez más había una fortalecida campaña que llevaría al triunfo a la priista, nunca no surtió efecto porque no tuvo sustento en ninguna estructura territorial.
En contra parte, Lorena Cuéllar actuó con más efectividad electoral. Hizo alianzas con la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel y el ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, así como con el secretario general de Acción Nacional (PAN), Miguel Ángel Polvo Rea. Y eso se vio en una movilización o inmovilización del voto, como se quiera ver, el día de la jornada electoral.
Paredes Rangel ubicó a varios de los suyos en las candidaturas morenistas y varios de ellos forman parte, ahora mismo, de la administración estatal. Por su parte, Mena Rodríguez con la anulación de cualquier posibilidad de poner en marcha la estructura gubernamental el día de la jornada electoral, tiene la impunidad soñada por cualquier ex gobernante (hay que preguntarle a Enrique Peña Nieto si eso no resulta valioso). A su vez, el panista Polvo Rea, por si hiciera falta recordar, forma parte del gobierno lorenista después de haber renunciado a la Secretaría General del blanquiazul.
Lo que sucede ahora en el Revolucionario Institucional (PRI), con la renuncia de Noé Rodríguez Roldán a la dirigencia y a su militancia, forma parte de todo ello. Y lo mismo puede decirse de la designación, ayer, de Ángel Espinoza Ponce como nuevo comisionado del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP).
Con la renuncia de Rodríguez Roldán, pareciera por ahora que la disputa la gana el grupo del ex gobernador Mariano González Zarur, por encima del también ex gobernador Marco Antonio Mena, sin embargo, habrá que estar atentos a los acontecimientos de las próximas semanas y meses, sobre todo por el papel que puede desempeñar la ex gobernadora Beatriz Paredes.
No hay que olvidar que la diputada local Blanca Águila Lima está identificada con el grupo de la ex mandataria estatal, y que fue ella como legisladora quien salió ganadora con la designación de Ángel Espinoza en el IAIP.
También tendrá que verse si tal nombramiento forma parte de un acuerdo político que se reflejará con el apoyo de la bancada priista a la iniciativa del presupuesto de egresos 2022 entregado por la gobernadora Lorena Cuéllar, principalmente en lo que tiene que ver con el denominado “fondo moches”, el cual pretende ser desaparecido por el gobierno estatal.
Y es que no puede pensarse lo contrario, a sabiendas que el nombramiento de Espinoza Ponce requiere una votación de mayoría calificada equivalente a dos terceras partes de la votación de los diputados locales.
Quid pro quo, expresión latina que significa una cosa por la otra, es lo que refleja tal designación. Aunque también puede ser otro de los pagos de la gobernadora al grupo de Beatriz Paredes por haber sido apoyada en campaña. Por eso los próximos días serán reveladores.
