Poder Judicial en Tlaxcala, también en crisis

Lunes 16 de agosto de 2021

Parece que siguiendo el ejemplo del TEPJF o del Poder Judicial en general en nuestro país que sufre una grave crisis de prestigio y credibilidad, justo en el momento en que México necesita instituciones fuertes, integradas por hombres y mujeres con probado prestigio profesional y humano y considerando que su objetivo debería ser el de garantizar a los ciudadanos que las decisiones de l@s magistrad@s y jueces se realicen con eficiencia, buscando impartir justicia oportuna.

Desde serias acusaciones contra jueces por presuntos actos de corrupción por parte de víctimas, hasta jueces y juezas que en lugar de hacer su trabajo prefieren dedicarse a la frivolidad y el glamour, a las que les vendría mejor un puesto de pepitas que un juzgado, a los romances clandestinos mezclados con su función o a la confabulación para mover las piezas de forma tal que puedan apropiarse del poder sólo por el poder.

El 31 de mayo de 2019, 15 meses después de asumir el cargo de presidente del Poder Judicial y del Consejo de la Judicatura en Tlaxcala, seis de siete magistrados, pidieron a Héctor Maldonado Bonilla su renuncia, por diversas irregularidades, desde el uso supuestamente obligatorio de uniformes, falta de insumos en oficinas y juzgados, discriminación de profesionistas tlaxcaltecas, la percepción de un salario demasiado generoso, etc. o al menos es lo que acusaron entonces los magistrados, encabezados por Fernando Bernal Salazar.

Después del acto, Mario de Jesús Jiménez Martínez rindió protesta como nuevo presidente del TSJE, quien sin pena ni gloria terminó su función y quien de hecho este año dejó de ser magistrado al no ser ratificado por el Congreso del Estado. Asumió entonces la presidencia Fernando Bernal Salazar.

El pasado viernes 13 de agosto, antes de terminar su periodo como presidente -que sería en febrero de 2022-, cuatro de siete magistrados hicieron exactamente lo mismo con él. Sucedió en sesión ordinaria, donde también hicieron una serie de señalamientos por diversas irregularidades, como la inclusión de cientos de nuevos trabajadores a la nómina del PJ y otros que son considerados abusos.

Irónicamente quien regresa al cargo es el otrora depuesto Héctor Maldonado, quien con otras tres magistradas votó por la destitución de Bernal Salazar. Otra ironía, una de esas magistradas votó por la renuncia de Héctor aquella vez en 2019, por las mismas razones.

Así, entre las dulces venganzas que indican el camino que pueden seguir permanentemente l@s magistrad@s, entre la lucha encarnizada por el poder, acusaciones mutuas, seguramente persecución y mucha incongruencia, están las cosas en el pobre Poder Judicial. Como dicen los abuelitos, «ya no los hacen como antes».

Gracias por leerme en este espacio. Hasta la próxima si no pasa otra cosa.

América Montoya

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