Sembrar en arena

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz Z.

Tal vez por los varios problemas que tiene frente a sí, y ante una incapacidad manifiesta para encarar algunos de ellos, el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros está prefiriendo cerrarse en una telaraña de poca o nula transparencia, que le está haciendo daño.

El ejemplo más vivo de ello lo representa el Plan Estatal de Desarrollo, cuyo contenido se desconoce aún. Los comunicados de prensa provenientes del Congreso resultan, a todas luces, insuficientes porque la generalidad es lo que prevalece.

Es la hora en que el gobierno lorenista, el más interesado en que se conozca, ni siquiera promueve su contenido. Y lo que no se conoce es difícil, imposible, que se lleve a la práctica.

¿Cuáles son los principales objetivos y metas que se plantea el Plan Estatal de Desarrollo en materia de generación de inversión y empleo? ¿Y cuáles en materia de seguridad pública, de educación y de salud? ¿Cuáles son las estrategias para combatir la pobreza y la extrema pobreza en Tlaxcala? ¿qué programas se van a impulsar para combatir la informalidad o el rezago económico en el que el estado se encuentra?

No hay nada que asome en ninguna de esas direcciones. Y si eso es así, los municipios no caminarán por el sendero que seguramente desea la mandataria estatal para llevar a buen puerto los resultados de su gobierno.

Recordemos que en enero pasado la actual Legislatura local aprobó una reforma a la Ley Municipal del Estado de Tlaxcala, que entre otras adecuaciones contempla la ampliación del periodo de entrega del Plan Municipal de Desarrollo de los ayuntamientos con perspectiva de género, en un plazo no mayor a 40 días naturales de la publicación del Plan Estatal de Desarrollo.

Y eso es tan sólo en el rubro de perspectiva de género. ¿Algo se conoce de ese tema dentro del Plan Estatal de Desarrollo? ¿Dónde se encuentra la funcionaria encargada de la elaboración del Plan?

Hasta ahora no hay nadie, ningún funcionario o funcionaria que dé la cara, seguramente porque ni siquiera tienen conocimiento del contenido. Y la experiencia que nos da el pasado es que ninguna persona de quienes integran el gabinete estatal lo conocerá a cabalidad, y en consecuencia tampoco lo entenderá, por las múltiples ocupaciones cotidianas que su propia actividad laboral le impone y le impondrá con el transcurrir de los meses.

Lo anterior se traducirá, inevitablemente, en una repetición de lo que fue el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez, cuyos funcionarios del gabinete jamás entendieron la nueva gobernanza de la que hablaba su jefe.

Si no hay un cambio de timón por parte de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, algo similar sucederá con su gobierno. Aún es tiempo de componer las cosas y no dejarlas así. De no hacerlo, su legado no tendrá profundidad y los ventarrones que lleguen en el futuro, después de que haya concluido su gubernatura, se encargarán de arrancar raíces porque las semillas fueron sembradas en arena.

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