Tlaxcala, Tlax; 18 de febrero de 2022
Aunque es viernes y el título se antoja a canción de Sabina, no; no me refiero a él. Me refiero a la visita que ayer hizo a Tlaxcala Ricardo Monreal Ávila, quien reiteradamente ha dicho en los últimos días que la libertad de expresión es un valor supremo de la democracia y cualquier opinión, columna o escrito debe respetarse, aunque no se esté de acuerdo con lo que se dice.
No sólo eso, se aventó la puntada de decir que se debe proteger a los periodistas y que desde el Senado serán solidarios con el gremio y defenderán sus derechos.
Si, lo dijo él, el senador cuyo nombre aparece en la carta de respaldo incondicional al presidente López Obrador, cuyo contenido habla de “constantes ataques que sufre el titular del ejecutivo federal», la misma que afirma que AMLO «encarna a la nación, a la patria y al pueblo y que los opositores al presidente, por consiguiente, buscan detener los avances para darle al pueblo de México un futuro más digno”. Carta en la que por supuesto se refieren a los periodistas y a los medios de información cuyos contenidos, datos, revelaciones le son incómodas al presidente.
Hágame el favor, durante la presentación de su libro, motivo de la visita, el senador zacatecano también habló de otras barbaridades como su solidaridad con las víctimas del delito, entre ellos justamente algunos periodistas, como los cinco a quienes han asesinado en lo que va del año.
Dijo que lo lamenta y se solidariza con las familias de las víctimas. Como si lamentarlo y solidarizarse resolviera algún problema. O como si sus declaraciones fueran un bálsamo para quienes claman justicia que nunca tendrán.
No me sorprende que su presentación se convirtió en un listado de sus «logros» legislativos, algunos justamente en materia de seguridad y corrupción, pero lo que si me sorprende es la diferencia con la realidad; para no ir lejos en su propio estado, el bellísimo Zacatecas donde la violencia está desbordada y un día hay muertos y el otro también.
No es pecado apoyar a un presidente, no es pecado diferir también con quienes los políticos sienten «sus enemigos» si piensan diferente a ellos, pero lo que me parece muy indecente es ser incongruente entre el decir y el hacer; creer que los mexicanos (al menos no todos) nos contentamos con el aburrido discurso de siempre de apapachos verbales pero resultados nulos.
Que decepción escuchar a un hombre decir que defenderá desde el senado los derechos humanos, y enlistarse al mismo tiempo en un documento que habla de opositores al presidente que quieren detener un futuro más digno. ¿más digno?
Todo esto que escuché ayer me recordó a muchos hombres y mujeres, aquí mismo en Tlaxcala, con la misma retórica, Pero ayer lo oí a él a Ricardo Monreal, varias veces diputado local, federal, senador y gobernador. Muchos cargos importantes, mucha solidaridad, y sin embargo…
Gracias por leerme en este espacio. Hasta la próxima si no pasa otra cosa.
América Montoya