El encierro, una tradición señera

Por Oswaldo López Sánchez

Una de las tradiciones más señeras de nuestro universo taurino son los encierros. Esta actividad nacida de una necesidad, con el paso del tiempo halló cobijo en el festejo popular, gracias al interés del ser humano por jugar al toro y con el toro.

El origen se remonta en el traslado de las corridas, desde las ganaderías hasta las plazas donde eran lidiadas. Pasando por veredas, cañadas y por supuesto, las calles de ciudades y pueblos. En principio, este acto recibió la denominación de Entrada de toros y caballos ya que el mayoral, acompañado por los vaqueros de la ganadería, se encargaban de conducir a las reses, entre toros y cabestros, por esta travesía que podía durar días, dependiendo del sitio donde se celebrarse el festejo taurino. Con el fin de evitar inconvenientes, la entrada de los animales por las calles se hacía al rayar el alba y con rapidez. Sin embargo, la gente, interesada en ver los toros de la corrida, asistía a este acto. Aunque no faltaron algunos osados quienes desafiando al peligro, se pusieron por delante de la manada, para sentir el roce de los pitones por la cintura.

El desarrollo ferroviario y de autotransporte permitió una reducción de tiempo y mayor facilidad en el traslado de las reses, por lo que este viaje fue cayendo en desuso. Pero como comentamos anteriormente, esta acción fue amparada por el festejo popular, creciendo en importancia y recibiendo su actual denominación de Encierro.

El crecimiento de esta actividad posibilitó que en ciertas comunidades y poblaciones desarrollaran una personalidad propia, por lo que son reconocidos en todo el mundo. Pamplona, San Sebastián de los Reyes, Saint-Sever, Cuellar, Onda, Almazora son ejemplo de ello.

Existen dos tipos de encierros. Uno, en que se tiene en cuenta que los toros corridos serán lidiados por la tarde por profesionales. Y otro más anárquico, se realizan con reses cuyo propósito es este.

La popularidad de estos festejos asentó la aparición de un personaje singular, que solo se ve por las mañanas y en fechas específicas. Es la primera persona que se pone delante de los bureles y le acompaña en su recorrido. Hablamos del corredor de encierros. Los corredores son personas normales el resto del año, pero cuando llega la fecha próxima de un encierro, intensifica su preparación física y mental, en un solo objetivo: la carrera.

Una carrera distinta de las demás competiciones atléticas, donde se toman en cuenta diversos factores como el estado del suelo, los compañeros de carrera, la manada de toros y cabestros, el ruido, la marea multicolor etc… por lo que se pierde el sentido espontaneo y adquiere uno de mayor responsabilidad, ya que una acción, conlleva una reacción.

Por ello, la preparación de un corredor es fundamental, tanto física como mental, ya que también se considera el conocimiento teórico acerca del toro de lidia y su comportamiento, así como una capacidad de reacción y drenado de emociones ante situaciones cambiantes, muy comunes en este tipo de carreras.

La vestimenta del corredor es variable y depende del estilo del lugar donde se desarrolle. En el caso de Huamantla, la vestimenta tradicional es camisa blanca, pantalón de mezclilla y pañuelo rojo anudado al cuello.

El uso del periódico en la mano es variable. Hay corredores que prescinden de su utilización. Otros en cambio, le sirve como instrumento para conducir a los animales y para hacerse el quite en momentos de peligro.

Otros personajes que colaboran en el buen desarrollo del encierro son los pastores y los dobladores. Los primeros tienen la encomienda de guiar y cuidar a los animales en el circuito, por lo que su labor en trascendental. Los segundos están ubicados en la plaza y su función inicia cuando la manada llega al coso. Provistos de un capote, ellos conducirán a los toros hacia los chiqueros, evitando que permanezcan mucho tiempo en el ruedo.

Algunas recomendaciones básicas que han compartido corredores experimentados son:

Antes de la carrera:

  • Descansar el tiempo suficiente la noche antes del encierro.
  • Llegar con antelación al recorrido de la carrera, para ubicar el tramo donde se desee correr.
  • Realizar ejercicios de calentamiento muscular, con el fin de prevenir lesiones.

En la carrera:

  • Mirar en todo momento el trayecto que sigue la manada.
  • Correr siempre delante de los animales y a la distancia que lo permitan.
  • Nunca correr por detrás y a los lados de las reses.
  • No tocar a los animales.

En caso de que algún toro se corte de la manada, siempre conducirlo en el sentido correcto de la carrera.

En caso de caída, permanecer en el suelo hasta que pase el peligro.

El encierro, una tradición señera y no una competición, donde su único propósito es el disfrute de la cercanía de los toros, mediante el acompasamiento de velocidades y trayectos. Un acto fundamentado en una marea de emociones, con base en la voluntad, pies y corazón.

El día de mañana, Huamantla revivirá el origen de su festejo taurino popular, por lo que deseamos la mejor de las suertes a todos los participantes.

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