La grilla y el desorden

Marco Antonio Ferriz ZMarco Antonio Ferriz Z.

Mejor ejemplo de lo que existe en el país es lo que este miércoles sucedió en Tlaxcala. Una población que enfrenta una crisis en varios sentidos, pero mayoritariamente distraída en temas político-electorales. Y mientras esa dicotomía ya es el pan de cada día, la criminalidad hace de las suyas cada vez con más frecuencia y atrevimiento.

Mientras en Tlaxcala las élites políticas se preparaban para recibir a dos personajes que buscan la candidatura presidencial morenista de cara a las elecciones de 2024, el responsable máximo de la seguridad pública en el estado renunciaba a su cargo. Horas después de esa renuncia, en pleno centro de la ciudad de Apizaco, un cuentahabiente fue herido con arma de fuego en un intento de asalto en una institución bancaria.

Eso que no tendría por qué estar relacionado, tratándose de hechos y situaciones totalmente distintas, tiene completa correlación y es producto de que en el gobierno hay un completo desorden, impera la improvisación y brota a borbotones la falta de pericia y capacidad en los principales personajes que integran el gabinete. Lo peor es que, todo hace indicar, no hay mando.

De ese desorden se ha aprovechado y se aprovecha la delincuencia. Bien desvalijando automóviles, bien realizando asaltos a plena luz del día en zonas urbanas –ya no se diga en las rurales- o bien dejando cadáveres en municipios que tienen colindancia con otras entidades federativas.

En medio del desorden en el que para funcionarias y funcionarios apoyar a la “corcholata” preferida es de sobrevivencia política para el futuro cercano, porque ello les permitirá seguir viviendo del presupuesto público, es que Tlaxcala mantiene desde el inicio de la actual administración una crisis permanente en materia de seguridad, de la cual se encuentra en un tobogán sin salida.

Dos meses pasaron para que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros definiera como su secretario de Seguridad Ciudadana a Ramón Celaya Gamboa. En esta ocasión se desconoce qué tiempo transcurrirá para hacer un nuevo nombramiento, o si al final determina que Ángel Gilberto Zamora, actual encargado, siga al frente de la institución.

Lo cierto es que esta crisis ya es permanente y seguirá siéndolo mientras no se ponga un orden en el gabinete. La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros ha dejado pasar muchos deslices y varias crisis dentro de su administración, que dejar pasar otras más sería una absoluta irresponsabilidad.

Por ejemplo, si el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, asegura que la detención y vinculación a proceso de cinco directivos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana nada tuvieron que ver en la renuncia de Ramón Celaya, entonces debe renunciar al cargo. Por supuesto que tuvieron que ver, y más si las detenciones se realizaron sin siquiera informarle al ahora ex funcionario sobre lo que venía en la dependencia que estaba a su responsabilidad.

Lo anterior evidencia que en el gobierno hay un problema de comunicación interna, que se traslapa con la disputa político-partidista. Hay grupos bien identificados dentro del gabinete que buscan el mejor posicionamiento para saltar de la administración a las candidaturas morenistas. En ese trance no hay un debido equilibrio porque la gobernadora no lo ha puesto.

Las grillas pueden observarse claramente en lo que diariamente se publica en los medios de comunicación. El golpeteo es interno y el daño se lo hacen ellos mismos. Pero eso no lo ven, sólo actúan y grillan.

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