Lo peor ya llegó

Por Miguel Ángel López Farías

La digestión de lo que “comimos» en diciembre apenas nos hará daño. Los festejos y la ruptura del distanciamiento social se comienzan a reflejar en picos de contagios nunca antes vistos, esto ya se había advertido. Alemania y su canciller Ángela merkel, el presidente electo de los EUA Joe Biden señalan que el infierno apenas comienza; no solo se trata del colapso hospitalario sino el derrumbe de las economías, unas con mayores probabilidades para resistir, otras como la mexicana condenadas a las catacumbas, lo peor ya está aquí, la desesperación de millones de familias supura en una serie de acciones que nos arroja a buscar ingresos, los 100 o 200 pesos para llevar de comer a casa, se respira desesperanza. No se exagera que pronto seremos testigos de miles de almas buscando comida en botes de basura, en depósitos de desperdicios.
La crudeza de este guion es del mayor realismo y de ello no se habla en este gobierno. Absorto en ganar elecciones, persistiendo en la división social, engañando todos los días a cientos de mexicanos confundidos y ausentes de razonamientos.
Lo peor sucede y será mucho más grave, no existe ningún indicador que nos diga que será distinto, los propagandistas de la 4T repiten como merolicos la llegada de una vacuna que tardará todo este año en ser expandida y que mientras eso ocurre la suma de más muertos seguirá su crecimiento. El gobierno de Andrés Manuel se encuentra intubado, pero se resiste a aceptar que se pudrió, que por donde se le vea, este arroja pus y sustancias corruptoras producto de virus letales como la ignorancia y la ambición. México bien pudo haber presentado otro tipo de batalla, mayor resistencia frente a la catástrofe, hasta Felipe Calderón, en medio de los vapores de los excesos tomó medidas inteligentes y enérgicas para sujetar al virus de la influenza H1N1. No vimos a Calderón recomendar salir a abrazarnos o pretender combatir al virus con escapularios. Nunca vimos durante el terremoto del 2017, a un Peña Nieto, tan corrupto. El meterse debajo de la cama o querer imponer su visón sobre cómo rescatar a los sobrevivientes Peña era bueno para los memes, no para enviar a morir a sus gobernados recomendándoles no usar cubrebocas, nunca nos pudo haber ido peor, un funesto gobierno para los días más aciagos que los mexicanos hayamos tenido que soportar. Para los lectores de las señales resulta de la mayor importancia lo que en los EUA ha sucedido y no me refiero a apedrear el Capitolio, sino la reacción de un grueso de la sociedad y ojo: de la clase política, tanto de republicanos como demócratas, aunado a poderosos grupos sociales, instituciones, líderes de opinión, empresarios, etc. Los cuales tras la hecatombe generada por su mandatario cerraron filas en torno a su país y decidieron frenar su pretensión golpista. Allá ya no se habla de si Trump fue o no víctima de un “fraude”, se menciona con contundencia el que se debe llevar a juicio por haber colocado a su nación en un punto de quiebre. Vamos, la criticada conciencia yanqui revivió.
En el asiento de atrás, en las butacas mexicanas observamos el espectáculo, pero somos victimas del mismo mal, sujetos pasivos de la eterna vuelta de las hojas de un populismo rancio, criminal que se resiste a morir por que es alimentado por años y años de una subnormalidad educativa, lo peor para los mexicanos no fue la llegada de el virus, sino que se le abrió la puerta a la peor clase política en décadas.

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