Por: Oswaldo López Sánchez
Resulta increíble ver todo lo que se encuentra relacionado con el tema taurino. La pintura, la música, la escritura… sobre todo esta última. Y no solo me refiero a los poemas y textos que han dedicado cientos de escritores en cuyas líneas han traducido muy bien la tauromaquia y su lenguaje.
Pero sabían que, una de las principales letras del abecedario se halla ligada a la figura del toro. Pues sí, esa letra es, nada más ni nada menos que la “A”. Resulta sorprendente e interesante esto. Quizás muchos no lo creerán, pero usemos la imaginación.
Si a esta letra le damos un giro de 180 grados y a ese triángulo le añadimos ojos y nariz, obtenemos la figura de la cabeza de un toro. Bueno, eso es lo que en realidad ha significado esta letra a lo largo del tiempo.
Su origen lo hallamos en Ugarit, Fenicia en 1400 a.C. Fue allí donde nace el primer sistema universal de escritura, bajo el signo Alef cuyo significado es toro. Este signo está representado por la cabeza de un toro. Vale la pena resaltar que los primeros alfabetos fueron de origen protosinaìtico, una cultura anterior a los antiguos hebreos y fenicios, los cuales tuvieron mucho contacto con culturas como la griega y la egipcia, de las cuales nace toda nuestra cultura. Más tarde y con el paso de los tiempos, el signo se simplifica en la letra A de la que proviene la palabra alfabeto. A partir de ahí, nacería ese conjunto de letras ordenadas.
Es interesante destacar como no se puede pronunciar una palabra sin las vocales y es la vocal A la principal, ya que para emitirla no se necesita articularla, sino emitir el sonido simplemente abriendo la boca.
Con ello está demostrado que el toro bravo y el mundo que lo rodea, son cultura.
Además, sirva este medio para enviar el pésame y un abrazo solidario a familiares y amigos de Jaime Rangel, Rogelio Palafox y Jorge López Zamora, personajes del toro recientemente fallecidos.
